Por años fui su amigo que siempre la
apoyaba,
de lejos la seguía, sus pasos yo cuidaba,
vigilaba su casa, iba donde ella fuera,
fui feliz a su lado, sin que ella
supiera.
Ser feliz duró poco, así quiso el
destino,
y pronto una mañana me dejó sin camino,
mi Luciana viajaba, tal vez no la vería,
mi corazón seguro, sin ella rompería...
Se estremeció mi cuerpo, me invadió la
tristeza,
de que solo un recuerdo me quede en la
cabeza.
Aquellos ojos bellos que tanto
idolatraba,
quizás deje de verlos sin saber que la
amaba.
Partió sin despedirse, y es la vida tan cínica,
que donde ella viviera hoy sea una clínica,
donde todas las tardes contemplo el
arrebol,
cuando con densas nubes raudo se oculta
el sol.
¿Cómo decirle a un hombre que halle su fe
perdida?,
que detrás de las nubes se esconderá su
vida?
¿Cómo decirle a un hombre, que halle por
fin la calma,
si se murió por dentro y desgarró su
alma?
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