4) Cartas

Recuerdo las cartas, que yo le escribía,
de noche, de día,
dibujos, poemas, amor en exceso;
dejaba las cartas bajo su ventana,
y cada mañana,
aquellas palabras le daban un beso.

Fueron varios miles
las cartas que hice por muchos abriles.
De pronto se fue, y mi vasto numen
se quedó frustrado;
pero todos saben que un enamorado
no deja que nunca sus sueños se esfumen.

Entonces mis cartas se hicieron poemas,
rompieron esquemas,
¿Y acaso Luciana tal vez no los lea?
Pero eso no importa,
aunque un ave tenga un ala muy corta
no pierde jamás del vuelo la idea.

Y así le escribí, guardando el recuerdo
de sus bellos ojos, donde aún me pierdo,
su extraño color,
su brillo incierto,
a veces parece que sueño despierto
de un sueño muy loco, de un sueño de amor.

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