5) El otro




Pasaron los años y seguí escribiendo,
yo la recordaba jugando y riendo,
sus ojos cafés que tanto admiraba,
en rostros ajenos también los miraba.

A veces tenía mil presentimientos
que otro le escribía poemas y cuentos,
que alguien más amaba esos bellos ojos,
llenando mi vida de celos y enojos.

Entonces opté por dejar de lado
mis sueños absurdos, como enamorado
por alguien que nunca supo que existía
un admirador, de noche y de día.

Continué mi vida, no iba a ser sencillo
derrumbar tus sueños, romper tu castillo,
quedarte sin reina, sin alfil, sin torre...
¡que todo al final por siempre se borre!

El otro, que ahora, con ella soñaba
quizás sea alguien que también la amaba,
los ojos que noches dediqué en desvelo,
estaban lejanos, más allá del cielo.

“Que sean felices”, siempre repetía...
Y entonces pasó... recuerdo aquel día;
una invitación para ser su amigo
llegaba a mi Facebook... ¿jugaban conmigo?

No pude creerlo... era mi Luciana,
temblé al aceptar, aquella mañana,
que todo mi amor se mantuvo intacto,
y en ese momento, me hice su contacto.

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