zanjar más mi herida abierta?
Empecé a correr sin brida
y lloré al cerrar tu puerta.
Tristes andan hoy mis pasos
pues jamás hallan consuelo...
Ya pasaron mil ocasos
y fatal me espera el duelo.
“Cruel amor, por ti estoy muerto
y me siento despreciable…
En duelo firme te reto:
¡He venido a asesinarte!
Y si he de arrancarte el pecho
con mis manos carcomidas,
por orgullo y por derecho,
lucharé hasta dar la vida”.
Y al estar mi arma certera
augurándome la gloria,
el amor halló una treta
y se llevó la victoria.
Antagonista cobarde...
temeroso contendiente...
que en vez de librar combate
puso tu efigie en mi mente.
Y al saberme derrotado
por tu recuerdo sublime,
retorno a sufrir mi hado
y a volver por donde vine.
No hay comentarios:
Publicar un comentario