Fuiste tú, entre todas, despiadada
viajera
quien truncara mi vida en constante
pesar,
convirtiendo en otoño lo que fue
primavera,
manteniendo en suspiros mi perpetuo
llorar.
Lágrimas que sellaron maculadas arterias,
destruyeron mi estima, derrumbaron mi fe,
se tornaron mis sueños en amargas
miserias,
esperando en silencio la ilusión que se
fue.
Otro fuera el destino que deparen los
astros,
que en eterno capullo mantuviera a la
flor,
que mis huellas perdidas persiguiesen tus
rastros,
que algún día respondas a mis cartas de
amor.
Rojos días de ocaso desde entonces me
esperan,
manto triste de vida. Tú podrías hacer
al bohemio feliz si tus ojos le vieran:
¡flor de un día que nunca te dejaste
querer!
2 comentarios:
Hola Bohemio!
Hacía tiempo que no veía nada escrito en el blog, me alegro que lo hayas hecho de nuevo porque escribes de forma increible, que romanticismo!
Un saludo.
Muchas gracias bella e inteligentisima amiga. Yo también ando siguiendo tu blog... gracias :)
Publicar un comentario