Atardecer


Cuando alzo los ojos al crepúsculo
veo la neblina ágil y risueña,
con un frío que adormece el músculo
que late por ti cuando te sueña.

Veo brillar el sol sobre mi frente
y aspiro el fragor de tu perfume,
estás incinerada en esta mente
como un ardor que se consume.

Vibro de amor al pronunciarte
mientras el aire se dilata,
comprendo el costo de olvidarte:
una miseria barata.

Atardece y otra vez me alejo
y pasan los años sin volverte a ver:
¿acaso esta tristeza sufriré de viejo
llorando y gimiendo cada atardecer?

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