30) El nuevo tablero

Siempre fui de las personas que esperaban la aprobación del mundo, que todos me dijeran que era un buen tipo, y terminar siempre como un peón no coronado en un tablero de ajedrez.

Todos continuaron construyendo su historia y solo me quedé, como una coma desubicada, como un punto a parte perpetuo.

Aprendí a coronar ese peón, y a escribir un nuevo párrafo: ¡con la seguridad de escribir acerca de un rey, con un imperio asegurado!

Y cuando tengo seguro no volver a caer en esperar algo del mundo, conocí a una noble pieza del tablero de ajedrez contrario, la futura reina del lado antagónico.

¿Perder mi reino, o luchar interminablemente contra la nueva soberana? En realidad, vine a proponerle una tregua: seré su sirviente, seré un plebeyo, volveré a ser un peón y una coma sin importancia.

¿Jugamos damas?

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