Efímera eternidad


Soñé mucho contigo, no lo niego,
cambié líneas moribundas
por heridas y sílabas profundas.
Abrí mi corazón luego
con llagas incesantes del olvido.
Sangré tanto que recuerdo
dar mi amor en un descuido.
Imagino cada vez que te pierdo,
cuando llega la mañana:
¿de verdad este sueño nunca gana
la pasión que me niegas por derecho?
¡Sufre con pasión pagana
que sacas las entrañas de mi pecho!

Deliquio de la tristeza
por mis tedios que no quieres;
te detesto entre todas las mujeres
en mi cuerpo, mi alma y mi cabeza.
Puedes tener mi cariño,
pero renacerá otro corazón,
las cenizas saldrán, como en el niño
resurge la remota inspiración.

Volveré a soñar con vida
y arrugada veré tu soledad.
Y no sentiré piedad,
solo diré: “sufres por esa herida
que surcaste sin saberla curar”.
Volverá la mirada suspendida
de mis ojos, pudiendo contemplar
tu belleza y tu mirar.

Con mis corazones presos
en los recuerdos crueles, afilados
mis espíritus salvados;
llenaría tus labios con mis besos...
Pero me siento pequeño
porque sigues siendo: un eterno sueño.

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