37) A lo que llegamos

A lo que llegamos, a vernos distantes,
a ser diferentes, a ser lacerantes,
a vernos sin tiempo, a casi no vernos,
a ser gobernantes de nuestros infiernos.

A lo que llegamos, a ser una sombra,
a esconder la mugre debajo la alfombra,
a ser un recuerdo frio e inconstante,
que hasta tu sonrisa se vuelve cortante.

A lo que llegamos, ¿de dónde volvimos?
¿de la viña amarga de dulces racimos?
¿O acaso, tal vez, fue un fúnebre sueño
de un triste futuro que escribe un pequeño?

Finalmente fue, sueño o fantasía,
la hermosa y tajante claridad de un día,
que tarde o temprano termina en la noche,
de algún ser humano llorando un reproche.

Y ante este futuro, que ante mí se rompe,
digo, que al final, lo fatal corrompe
todos estos sueños, que juntos sembramos
y triste respondo... ¡A lo que llegamos!

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